Un elemento fundamental es crear un programa de formación que se ajuste a la función de cada uno de los usuarios, también de los departamentos de la empresa, y lo importante es que vaya alineado con los objetivos definidos.
También será básico asignar un responsable de proyecto, que sea el guía del día a día del proceso, que conozca de antemano todas las necesidades empresariales, que haya decidido y valorado la compra del ERP, y que una vez adquirido el sistema, certifique cómo se va implantando y marque una guía de objetivos.
Y para que aseguremos el éxito de la implantación del ERP hay que tener en cuenta lo siguiente:
El personal debe estar implicado en la implantación y formación del ERP, ya que de nada sirve un buen trabajo por parte del responsable si la empresa no está concienciada de que hay unos plazos en los que hay que adquirir el conocimiento que posteriormente se pondrá en práctica.
Una vez implantado el ERP habrá que preparar cursos de reciclaje para hablar de nuevas funcionalidades que pueda haber, refrescar la memoria, y recordar lo que quizás en su día se explicó, pero que todavía no se ha puesto en práctica.
La planificación también es clave, es necesario que se prepare un calendario de formación y que se cumplan los plazos, también es muy importante darle prioridad y explicar la importancia que tiene.
La comunicación siempre es un factor de máxima importancia para saber que piensa tanto el personal, como los proveedores, como los clientes, y poder dar respuesta a estas necesidades.
Finalmente es imprescindible realizar un seguimiento y certificar los objetivos, para saber si se están cumpliendo los plazos, y se están adquiriendo los conocimientos para sacar el máximo partir del ERP.